EL MILAGRO NAVIDEÑO EN
PUERTO RICO
Triste y solitaria,
así se sentía.
La libertad,
la felicidad…
ya no existía.
En esa fría Navidad
nadie quería
rescatar una simple sonrisa.
En su vida
las luces no encendían.
Hasta que llegó aquella dulce melodía,
de guitarras y cuatros en su avenida.
A su ventana fue y divisó la algarabía,
que le traía un poquito de alegría.
- Yulianna Vicente
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